En Alto de Toche hay cultura y patrimonio para investigar
- Camilo Yepes
Integrar todo el potencial biocultural y arqueológico de la vereda Alto de Toche y preservarlo para las nuevas generaciones, de la mano de sus habitantes, es el propósito central de un proyecto en el que ya están trabajando tres investigadores de la Universidad de Ibagué.
Con el trabajo liderado por los docentes César Augusto Velandia Silva, Lida Marcela Franco Pérez y Eduardo Peñaloza Kairuz se busca potencializar la riqueza de este territorio adscrito al corregimiento Toche, en el occidente de la Capital Musical, limítrofe con Cajamarca.
Será todo un engranaje de saberes ancestrales y procesos científicos, orientado a "integrar ese conocimiento del geopatrimonio y el conocimiento arqueológico en un discurso para desarrollar con la gente", destacó Velandia, líder del grupo de investigación Rastro Urbano.
Por medio de productos a modo de memoria expositiva (mapas, fotografías, textos, rutas, áreas, recorridos y corredores) se busca, de esta manera, sembrar la semilla para un centro de interpretación, con el que se beneficien tanto la comunidad como los practicantes del turismo científico de Alto de Toche.
Con el aval de Minciencias
Este proyecto tiene el 'visto bueno' de Minciencias, tras ganar la convocatoria de propuestas en la categoría Actividades de ciencia, tecnología e innovación en proyectos de turismo científico de naturaleza regional que aprovechan sosteniblemente los activos bioculturales en los territorios.
El proyecto está inscrito en los focos estratégicos de la Misión de Sabios Biotecnología, Bioeconomía y Medio Ambiente, e Industrias Creativas y Culturales.
"La gente tiene un conocimiento tradicional; por ejemplo, sabe que hay especies en peligro y sabe cómo convivir con la palma de cera", destacó el investigador, quien añadió que la base del proyecto es "la integralidad entre investigadores, especialistas en campo y comunidad".
Es un territorio rico en virtudes, entre ellas vestigios de la cultura indígena en sus suelos y caminos, más la imponencia del volcán Cerro Machín, y que está poblado, además de 20 familias, por centenares de orquídeas, mariposas, aves y mamíferos. Armonizar, gestionar y divulgar esta riqueza es un trabajo que ya tiene su ruta trazada.
Son 12 meses de ejecución, que iniciarán en enero, con el trabajo de campo y la gestión de la información, y continuarán, el segundo semestre de 2022, con la construcción de productos.
En esta labor intervendrán como actores fundamentales, además del equipo adscrito a los grupos Rastro Urbano y Naturatu, el arqueólogo Jhony Carvajal Fernández, la Asociación Tolimense de Ornitología (Anthocephala) y la Junta de Acción Comunal de la vereda.
"Uno se sorprende al ver cómo en el Tolima la gente está muy organizada y entre todos los colectivos ambientales se puede generar conocimiento con ellos. Esto se puede reproducir en otras partes del departamento donde también hay alta biodiversidad", puntualizó Velandia.